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¿Cómo puedo mejorar mis relaciones con los demás?

 

 

A lo largo de nuestra vida nos relacionamos con muchas personas. Las relaciones interpersonales no siempre son fáciles. Muchas veces nos encontramos en situaciones difíciles o con personas que ponen a prueba nuestra capacidad para relacionarnos.

Para vivir nuestra relaciones con los otros hay que tener en cuenta algunos puntos. En primer lugar yo soy el creador de cada emoción que siento. El crear mis emociones muchas veces se relaciona con mi manera particular de interpretar las cosas. Es decir, muchas veces decimos frases como “este tipo me saca”,  “esta persona me pone nervioso”. La realidad es que enojarme o ponerme nervioso es mi decisión, aunque no lo crea. Aprendimos muchas veces a no hacernos cargo de lo que sentimos, pero la realidad es que somos nosotros los que tenemos el control sobre como manejamos las emociones. Las emociones no son una cosa que viene de repente y nos toma por sorpresa, son cuestiones que nosotros mismos podemos manejar.

Claro, habiendo vivido mucho tiempo con la creencia de que no dependía de nosotros, muchas veces cuesta en un principio tomar el control, pero si nos lo proponemos, y trabajamos en esto, paso a paso podemos lograrlo.

 

¿Cuál es tu estilo de relación?

Cuando nos relacionamos con otro podemos tener cuatro estilos diferentes de comunicación y relación. Esto va a depender de dos ejes en los que nos movamos.

Muchas veces nuestra importancia está puesta en lograr los objetivos más que vivir las relaciones. Estamos en una situación de competición, donde yo gano y vos perdés. No me importa relacionarme con vos, y voy a pasarte por arriba con tal de llegar a mis objetivos.

En otras personas pesan más las relaciones que los objetivos personales, por lo cual pueden dejar a un lado muchas cosas, con tal de “no pelearse” o no perder esa relación con el otro. Son capaces de servirlos sin quejarse. Están en una situación de vos ganás y yo pierdo. Esta situación se llama sumisión.

Otros viven frustrados, ya que muchas veces pueden haber salido mal las cosas y viven en una especie de nihilismo, dónde ya no les importa ni sus objetivos, ni las relaciones que los acompañan. Están en una situación de Yo pierdo vos perdés. Ya no creen que las buenas relaciones sean posibles y alcanzar sus objetivos tampoco. Viven en negación.

Lo más beneficioso para cualquier persona es poder vivir en una situación de yo gano vos ganás. En estas situaciones podemos buscar nuestros objetivos personales, sin perder las buenas relaciones con quienes nos rodean. Esto se llama cooperación.

Si ya sé lo que me vas a decir, hablar de esto es fácil ¿Pero cómo se pone en práctica?

 

¡Sé asertivo!

Quiero hablarte de una palabra que usamos muy pocas veces. Esta palabra es asertividad. ¿Qué es la asertividad?  Podríamos resumirlo, en palabras simples, como una forma de comunicación interpersonal, dónde defendemos nuestros derechos o necesidades, sin ser agresivos ni sumisos.

En los ejemplos que te di anteriormente nos movíamos en dos polos opuestos, dónde mi estilo de comunicación con los otros podía pasar de ser agresivo, dónde no pienso en el otro, sino que defiendo lo propio con uñas y dientes.  O pasaba a la sumisión dónde, hacía lo que los demás querían, sin poder defender lo propio.

La asertividad, es un espacio intermedio (no es un punto fijo, sino que tengo un espacio dónde moverme) entre la sumisión y la agresión. Ese espacio dónde puedo levantar mi voz, y decir lo que quiero, defender lo que me gusta o pedir lo que necesito, sin ser agresivo ni sumiso.

 

 

Para poder hacerlo simple, la asertividad tiene una fórmula, que se puede resumir en cuatro pasos. Estos pasos se relacionan con expresar claramente:

1- ¿Qué me molesta?

2- ¿Cómo me siento?

3- ¿Qué es lo que quiero?

4- La frutilla del postre. Un voto de confianza.

 

¿Qué quiere decir todo esto? En primer lugar, tengo que expresar que es lo que me molesta. Muchas veces no enojamos con otras personas y creemos que tiene que saber por qué estamos enojados. Es como que esperamos que el otro nos lea la mente. La verdad es que el otro, es eso, justamente, “otro”, y no siempre tiene en claro que es lo que me pasa. Por eso es bueno expresar que es lo que me molesta.

                En segundo lugar, muchas veces pueden ver que algo me molesta, pero no comprenden los sentimientos por los que paso. Es bueno expresar mis emociones, que siento con eso que me está molestando. ¿Cuál es tu emoción? miedo, tristeza, rabia. ¡Expresala! La emoción sincera que no expresás a tiempo, las vas pronunciar más tarde, de una manera que no es beneficiosa, o la vas a decir con tu cuerpo.

El tercer paso es poder expresar lo que querés. Muchas veces la gente que nos rodea sabe lo que nos molesta, pero no sabe que es lo que nos gusta, qué es lo que queremos. Nuevamente, las personas no pueden adivinar nuestros gustos. No podemos hacer a otro responsable de lo que no nos gusta si nunca lo expusimos.

Por último, es bueno darle al otro un voto de confianza. Expresar que creemos y confiamos en que él comprendió lo que le dijimos y que vamos a poder llevarnos bien y trabajar juntos.

 

No es por arte de magia.

               Quiero culminar este artículo diciéndote dos cosas. En primer lugar, esto no es una fórmula mágica. Necesita de práctica, de prueba y error. Probablemente en un comienzo no te salga muy bien, pero al ir intentándolo, la vas a poder ir mejorando. Callarse y quedarse con resentimientos nunca soluciona nada, cualquier intento de comunicación, por básico que sea, te va a acercar más tus metas.

Por otro lado esto puede parecerte muy simple. Tan fácil que parezca una tontería ponerlo en práctica.  Aprendimos que en la vidas las cosas son complicadas y la realidad es que muchas veces las respuestas son más simples de lo que creemos, solo que no apostamos a lo simple.

Si no me creés te propongo intentarlo. Probalo, vivilo, y fijate que respuestas obtenés. ¡Éxito!