Si en este momento estás pasando por un duelo personal, es posible que este artículo, contenga mucha información teórica difícil de procesar. De todas maneras es bueno poder reconocer algunas de las cosas de las que habla en vos mismo para poder trabajarlas.
El duelo es una reacción emocional, física y espiritual en respuesta a la muerte de un ser querido. Es un acontecimiento de la vida que se convierte en un estresor de primer orden, considerándose que la muerte de un ser amado una situación muy angustiante a la que podés estar sometido. Con frecuencia te sentís muy cansado, física y psíquicamente.
Es natural sentir dolor y angustia ante una situación de pérdida. Se dice en esas circunstancias que se está pasando por un duelo. Para aceptar la pérdida es preciso que realices una serie de procesos, que muchas veces se hacen de forma inconsciente, e involuntaria. Hay personas que no pueden realizarlas naturalmente, y esto da lugar a un duelo complicado, que puede tornarse un duelo patológico.
Se habla de cinco fases, o etapas frente al duelo, descritas por Kübler-Ross. Estás son negociación, ira, negación, depresión y aceptación. La realidad es que cada ser humano es diferente, es individuo, y por lo tanto, no todos pasan y viven las etapas del duelo de la misma manera. De todas maneras la aceptación de la pérdida es lo que te permite elaborar el duelo y poder continuar. Al hablar de estas fases pareciera que se ubica a la persona en una posición pasiva frente a la pérdida, por lo que otros autores prefieren hablar de “tareas frente al duelo” lo que te hace ubicarte en un rol más activo en el proceso de aceptación.
La primer tarea es la de aceptar la realidad de la pérdida
Esta tarea es la de afrontar la realidad de que la persona amada ya no está. Hay una diferencia entre la aceptación intelectual, es decir, el conocimiento que se posee sobre una muerte o pérdida, y aceptación emocional, dónde es necesario reconocer y vivir las emociones que la pérdida ha generado.
Hay personas que niegan que se haya producido una pérdida o el significado que ésta supone para ellas, lo que hace que esta tarea sea más difícil. Cuando la pérdida no es el caso de una muerte, como puede ser, por ejemplo, una ruptura amorosa, la expectativa de que la persona vuelva, puede extender en el tiempo esta tarea, obstaculizando la elaboración del duelo. Por eso es conveniente aceptar la realidad de la pérdida y de las emociones que esta pérdida genera.
En segundo lugar está la tarea de reconocer las emociones y el dolor de la pérdida.
Para poder elaborar las emociones generadas durante el período de duelo, necesitás ser consciente de cuales son y es bueno que te permitas sentirlas. Es posible no te permitas expresar o sentir algunas emociones que se perciben como difíciles de enfrentar, pero es importante que las manejes, como es el caso del dolor, la angustia, o el sentimiento de soledad. Otras emociones brotan más claramente, como la ira o el enojo.
Durante el duelo se experimentan todo tipo de emociones, y estas no tienen siempre una lógica comprensible. Como dije antes, somos diferentes y vivimos los duelos de manera diferente, por lo cual no siempre los otros van a sentir lo mismo que vos frente a un duelo.
Es necesario que aceptes en todo momento tus sentimientos, aunque a veces no te parezcan lógicos, o sientas que te duele demasiado, o demasiado poco. Tal vez no te permitas sentir ciertas emociones, posiblemente por evitar la angustia, o por miedo al rechazo social. De todas maneras es preciso que reconozcas y trabajes todo sentimiento que estés viviendo.
Quienes no quieren reconocer sus sentimientos y emociones frente a la pérdida, muchas veces acuden a medicamentos, drogas, alcohol, intentando negar sus propias emociones o “apagarlas”.
La tercera tarea es adaptarse a un medio en el que la persona está ausente
Hay tres formas de adaptarse:
* La adaptación externa: es decir, cómo influye esta pérdida en tu rutina diaria.
* Adaptación interna: cómo influye esta pérdida en la imagen que tenés de vos mismo, en tu sensación de eficacia personal.
* Adaptación espiritual: cómo influye la pérdida en tus creencias, valores y tus supuestos sobre el mundo.
Para completar esta tarea, es sano aprender a asumir roles a los que no estás acostumbrado, desarrollar habilidades que nunca habías tenido y seguir adelante con un nuevo sentido de vos mismo y del mundo.
La última tarea recolocar emocionalmente a esa persona y continuar viviendo.
Esta tarea consiste en encontrar un lugar para la persona que se ha ido que te permita estar vinculada con ella, pero de forma que no te impida continuar con tu vida. Esto significa priorizar lo que esta persona dejó en vos, dejando en un segundo plano lo que perdiste. No es renunciar u olvidar a quien murió, sino encontrar un lugar adecuado para él en tu vida emocional. Es común quedarse pensando pensado en cuanto de vos se fue con esa persona, y lo importante es llegar a tener en cuenta cuanto de esa persona quedó en vos.
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