Una emoción es el significado sentido que se le brinda a una persona o situación. Muchas veces nuestras emociones dependen de la interpretación que hacemos de esa persona o hecho.
Hay diferentes tipos de emociones, algunas que son sanas o adecuadas, y otras que tienden a ser patológicas o inadecuadas. ¿Cómo saber si una emoción es adecuada? En primer lugar es bueno dase cuenta si esta emoción es correcta en cuanto a su dirección, su intensidad y su duración. Por ejemplo si te enojás en tu trabajo pero lo expresás con tu pareja al llegar a casa, esa emoción no está teniendo la dirección correcta. Si alguien llega tarde a un encuentro y dejás de hablarle por una semana, algo está fallando en la duración de esta emoción. Por otro lado si se te cae algo que no es muy importante y te enojás, gritás, llorás y pataleás, algo no está bien con respecto a la intensidad de esta emoción.
Dentro de las emociones adecuadas hay cinco de ellas que son básicas y necesarias para poder expresarnos y ser saludables. Estas son: el miedo, la alegría, la rabia, la tristeza y el amor o afecto. Como verán estas cinco emociones no son todas “lindas” o placenteras, a casi nadie le gusta sentir tristeza, o miedo, por ejemplo. De todas maneras todas ellas son necesarias para un buen desarrollo emocional, ya que cada emoción cumple una función en nuestra vida.
El miedo te ayuda a tener en cuenta situaciones que pueden ser peligrosas para tu supervivencia. La tristeza te permite elaborar duelos y poder sobrepasarlos. La rabia te beneficia a la hora de poner límites y defender tus derechos (sin confundirla con la violencia). El amor o afecto te permite relacionarte con otros, y la alegría te ayuda a expresar tus gustos y las cosas que te hacen bien.
El problema surge cuando no tenés permiso (propio o ajeno) de expresar una emoción. Por ejemplo, muchos hombres escucharon y recibieron como mandato desde chicos, esta frase que dice “Los hombres no lloran”, perdiendo con el tiempo el permiso de expresar sus tristezas y creyendo que si se guardan esta emoción “son fuertes”. Lo mismo pasa con muchas mujeres con respecto a la rabia, teniendo que ser sumisas, no pudiendo expresar sus enojos. La emoción que se guarda y no se expresa, se convierte en un rebusque o emoción sustitutiva, que son inadecuadas, es decir que no te brindan nada positivo a largo plazo, tapando la emoción original. Esto muchas veces hace que esta emoción no expresada queda enquistada, generando malestar interno, que muchas veces no se reconoce hasta que el cuerpo “pasa factura” de alguna manera. La emoción que no se expresa, de alguna manera tarde o temprano va a expresarse por otro medio.
Es sano, por esta razón, poder hacer una buena exploración de nosotros mismos (ya sea personal o en encuentros terapéuticos) para revisar si hay en nuestra vida algún tipo de mandato o creencia que no nos permite tener la libertad de expresar algunas emociones.
Toda emoción real que se expresa en su correcta dirección, intensidad y duración es saludable y útil para crecer y desarrollarte.
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